(no) PENSAMIENTO
“La museificación del mundo es hoy un hecho consumado. Una después de la otra, progresivamente, las potencias espirituales que definían la vida de los hombres –el arte, la religión, la filosofía, la idea de naturaleza, hasta la política– se han retirado dócilmente una a una dentro del Museo. Museo no designa aquí un lugar o un espacio físico determinado, sino la dimensión separada en la cual se transfiere aquello que en un momento era percibido como verdadero y decisivo, pero ya no lo es más. El Museo puede coincidir, en este sentido, con una ciudad entera (Evora, Venecia, declaradas por esto patrimonio de la humanidad), con una región (declarada parque u oasis natural) y hasta con un grupo de individuos (en cuanto representan una forma de vida ya desaparecida). Pero, más en general, todo puede convertirse hoy en Museo, porque este término nombra simplemente la exposición de una imposibilidad de usar, de habitar, de hacer experiencia”. Giorgio Agamben, Elogio de la profanación en Profanaciones (2004).

“¿Qué significa vivir en la situación de emergencia en la que nos encontramos? Significa, por supuesto, quedarse en casa, pero también no dejarse llevar por el pánico que las autoridades y los medios de comunicación difunden por todos los medios y recordar que el otro hombre no sólo es un untador y un posible agente de contagio, sino sobre todo nuestro prójimo, a quien debemos amor y socorro. Significa, por supuesto, quedarse en casa, pero también permanecer lúcidos y preguntarse si la emergencia militarizada que se ha proclamado en el país no es también, entre otras cosas, una forma de descargar sobre los ciudadanos la gravísima responsabilidad en que los gobiernos han incurrido al desmantelar el sistema sanitario. Significa, por supuesto, quedarse en casa, pero también hacer oír nuestra voz y exigir que se devuelvan a los hospitales públicos los medios de los que se les privó y recordar a los jueces que haber destruido el sistema nacional de salud es un crimen infinitamente más grave que salir de casa sin el formulario de autocertificación. Significa, finalmente, preguntarnos qué vamos a hacer, cómo vamos a volver a vivir cuando la emergencia haya pasado, porque el país necesita volver a vivir, independientemente de la opinión de los virólogos y los expertos improvisados. Pero una cosa es cierta: no podemos simplemente empezar a hacer todo de nuevo como antes, no podemos, como lo hemos hecho hasta ahora, pretender no ver la situación extrema a la que nos ha llevado la religión del dinero y la ceguera de los administradores”. Giorgio Agamben “¿En qué punto estamos?”, en La epidemia como política (2020).

¿Por qué Giorgio Agamben? Por Flavia Costa

A partir de una vasta erudición, una prosa de gran refinamiento y una mirada política radical, el pensamiento de Giorgio Agamben devela la matriz oculta del poder en Occidente. Ese poder que en buena medida nos trajo hasta el momento actual: una suerte de estado de excepción permanente, en el que terminamos cada día extenuados por un fárrago de estímulos y acontecimientos –divertidos o tediosos, insólitos, crueles o irrelevantes– sin que ninguno de ellos se haya convertido en experiencia.

SOBRE LA DOCENTE

Flavia Costa es doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Es profesora titular del Seminario de doctorado “Estética, biopolítica, estado de excepción. Una lectura de Giorgio Agamben" en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, y co-titular de la materia de posgrado Teorías de la Cultura y el Poder. Michel Foucault, en la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la UNSAM.
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